A lo lejos vio venir del tren y le aterró la idea de nunca más volver a verla. Era claro que estaba en presencia del final, no era necesario ser muy vivo para darse cuenta. No era capaz de soportar una nueva desilusión, y con su fracaso, mucho menos soportar volver a verse. Seguramente también que era un pensamiento algo precipitado, y como en la mayoría de las veces, estaba exagerando. De todas maneras, sabía que en esta ocasión había llegado demasiado lejos como para volverse, una vez más, con las manos vacías y el corazón hecho pedazos. Pablo estaba enamorado de Valentina desde el momento mismo en que la conoció, para ser concretos. Desde el primer momento le había parecido demasiado hermosa y, según él, tenía una sonrisa tímida que no había visto en nadie más antes. Su enamoramiento repentino fue cortado de raíz por, maldito entrometido, uno de sus amigos que, al darse cuenta de la forma en que la miraba, le sugirió que esa piba era muchas cosas, pero sobre tod...
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