Dos puntos: acerca de extrañar
Se habrán
dado cuenta que no soy ningún innovador con la mayoría de las cosas que
escribo. No van a encontrar ningún descubrimiento científico, ni tecnológico,
ni la solución definitiva para la paz mundial en este lugar. Al contrario,
sería bastante fuera de lo común que me siente a hablar de algo de lo que no
tengo la menor idea. Lo que si no es raro, ya que hablamos de rarezas, es que
ahonde generalmente en temas comunes, temas simples o más complejos, pero
comunes. Comunes, de gente común. Cosas que te pueden pasar a vos al
igual que a mí, cosas normales, ¿No es cierto? ¿O me van a venir a decir que
ninguno de ustedes extraño alguna vez en la vida?
Hace un par
de días vengo extrañando algunas cosas, que por distintos motivos, ya no están
presentes en mí día a día. Seguro les habrá pasado. Y capaz que como a mí, al
contarle a alguien de esto, les pregunto acerca de que era lo que
extrañaban. En el momento no se me ocurrió nada. Ninguna respuesta concisa de
que o cual era lo que me estaba generando este problema (¡¿Es un problema extrañar?!). Esto me trajo un motón de dudas. La
primera de todas estas fue la incapacidad de no saber que significaba extrañar.
Extrañar es de esos sentimientos que te pasan y ya, y no te pones a pensar en
grandes respuestas. Lo sentís y listo. Pero eso no me dejaba tranquilo. Agarre,
busque en Internet, y algo de lo que más me cerró decía:
“Extrañar a alguien es un poco como
tener amnesia, es como sentir constantemente que falta algo que, al
mismo tiempo, ya no pertenece a este lugar”.
Esto
del falta algo es
demasiado chocante. Esto quiere decir algo parecido a que extrañamos a la gente
y las cosas que estamos acostumbrados. Suena lógico, entonces, que al
desaparecer ese algo de lo
cotidiano, se produzca un malestar por tener este espacio vacío, que hasta el
momento de ser tapado (por otra cosa, pasatiempo, persona; o por el mismo
olvido del tema) va a seguir molestando. Y si además de la costumbre, esto trae
consigo una carga fuerte de sentimientos, se hace el doble de difícil que se te
pase.
Siempre que
me acuerdo y no tengo la cabeza ocupada en otra cosa, sigo extrañando. No
vengan a pensar que listo, por esa suerte que me dio la vida (?) encontré la
solución a esto de extrañar. Para nada, ni cerca. Pero esto de llenar el hueco
con otra cosa sirve bastante. Tal vez, en una de esas, esto nuevo se termina
haciendo costumbre, y logras olvidarte de eso que te estaba haciendo mal, de
eso que extrañabas.
Diego M.
Diego M.
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