Mi amigo, mi hermano.

Jueves, aunque bien podría haber sido cualquier otro martes o domingo. Y son ellos contra nosotros. No me voy a detener en ellos. No por destrato, disculpenme, sino porque hubo muchísimos ellos en el camino. Al igual que el día, podrían haber sido cualquier otros. Aunque si, voy a ser demasiado profundo en ese nosotros. A decir verdad, hubo demasiados de los nuestros en el medio, que fueron pasando a través del millón de cosas que pasamos juntos. Sería un despropósito incluir a muchos de ellos en el término. Me gustan las cosas reducidas de gente, seguro ya sabes. Mejor, hagamos de cuenta que ese nosotros sea chiquito, sea bastante nuestro. Vos y yo, amigo.
Por empezar, son demasiadas cosas juntos. Me limito a enumerarlas y no porque no las recuerde. Generalmente tengo esa memoria de elefante intacta. Lo hago, de primera mano, porque difícilmente a algunos le interese leer un texto enormemente largo lleno de recuerdos personales. Y sobretodo, porque sos uno de los menos demostrativo que conozco y esto, para vos, es "de minas". Si, no queda otra que asumirlo. Siempre fui el más blando del par. Sería un error presumir que somos iguales en cualquier cosa de la vida: en un sinfín de cosas estamos ubicados en los extremos.
De alegrías y tristezas tenemos muchas en el historial, para que mentir. Risas, llantos, amores y desgracias, también. El día que terminé en una zanja y el de la bicicleta prestada. Segundeadas (y cuantas de éstas). Para aquellos que no entiendan el termino, "segundear" vendría a ser algo parecido a "acompañar", "dar una mano", ó porqué no, "hacer pata". Pero, si quisiera detenerme en algo puntual, en algo mucho más profundo, en donde mayor cantidad de anécdotas alguien podría encontrar de nosotros dos, es en el fútbol. Y aún así, tampoco valdría la pena contarlas todas, aunque estas de seguro que te las acordas. Lo digo con seguridad si, porque hemos hablado de ellas un montón de veces, y por sobre todo, porque te conozco, querido amigo.
Dije más arriba que teníamos tantas diferencias cómo los que más, y no me equivoco. Pero la pelota escapa a todo eso. Pensamos, sentimos y vivimos el fútbol de la misma manera. Y va más allá de tus 5 defensores o mis 3 delanteros, ficticios siempre. La mayoría de los ideales son los mismos. Los mismos si, que podría mantener con cualquier otro y, no por eso, le dedique un texto de quien sabe cuantas palabras. No, ellos son ajenos a esto. Porque nosotros, vivimos y sentimos el fútbol de la misma manera. El fútbol y la vida, y con nadie más me pasa eso. A los tumbos, la mayoría de las veces, pero siempre firmes, uno al lado del otro. También tenemos buenas eh, buenas fugaces, pero buenas, aunque normalmente te hagas el duro y hagas como si nada. Por todo esto y por un montón de cosas más es que te quiero demasiado amigo. Y no me tiembla nada cada vez que te lo digo. Porque para mi, sos mi amigo, mi hermano.
Pd: Quería dejar por acá una frase de mi escritor espejo, que bastante tiene que ver con todo esto. Eso, y porque además, se que te gusta mucho."Hay quienes sostienen que el fútbol no tiene nada que ver con la vida del hombre, con sus cosas más esenciales. Desconozco cuánto sabe esa gente de la vida. Pero de algo estoy seguro: no saben nada de fútbol"

Verónica, Viernes 19 de Mayo de 2017 a las 18:00 hs. Haberlo publicado el día del hecho, el famoso Jueves 18 (número por elección de camiseta de mi amigo) hubiera sido, entre otras cosas, demasiada coincidencia...

Comentarios

Entradas populares de este blog

No podemos obligar a que nos quieran II

Dos puntos: acerca de extrañar

Fuiste vos